Globalización y transformación social: La educación en la nueva aldea mundial*

Globalization and Social Transformation: Education in the  new global village

Globalização e trasformação social: A educação na nova  aldeia mundial

Ómar Huertas Díaz**

*  Artículo de reflexión que el autor desarrolla en el "Grupo de Investigación en Derechos Humanos Antonio Nariño y Álvarez", Línea de Investigación "Sistemas de Protección de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario", Universidad Pedagógica Nacional, Código COLCIENCIAS COL0053849, Categoría B 2010. **  Abogado Universidad Nacional de Colombia. Máster en Derechos Humanos, Estado de Derecho y Democracia en Iberoamérica Universidad de Alcalá, España. Mg. en Derecho Penal Universidad Libre, Mg. en Educación Universidad Pedagógica Nacional. Profesor universitario, investigador. Correo electrónico: paideia04@gmail.com.

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RESUMEN

En el mundo de hoy se han transformado culturas, sujetos, entre otros aspectos que permiten observar nuevos parámetros adoptados a nivel global para el funcionamiento de naciones, sistemas y en general, del mundo de la vida –en palabras de Habermas–. Desde esta perspectiva, el presente escrito tiene por objeto dar a conocer las corrientes teóricas de la globalización y relacionarlas con el proceso de educación para proporcionar elementos de juicio que contribuyan al mejoramiento y progreso continuo de este sector.

Palabras clave: Globalización, educación, tecnología, sujeto, instituciones.

ABSTRACT

In today's world cultures have become subject, among other things for observing new parameters adopted globally for the operation of nations, systems, and generally the world of life in the words of Habermas. From this perspective, the present paper aims to present the theoretical currents of globalization and to relate the process of education to provide evidence that contribute to continuous improvement and progress of this sector.

Key words: Globalization, education, technology, subject institutions.

RESUMO

No mundo de hoje transformaram-se as culturas, sujeitos, entre outros aspectos que permitem observar novos parâmetros adotados globalmente para o funcionamento das nações, sistemas e, em geral, o mundo da vida – nas palavras de Habermas. A partir desta perspectiva, o presente trabalho tem como objetivo apresentar as correntes teóricas da globalização e relacionálas ao processo de educação afim de fornecer evidências que contribuam para a melhoria contínua e o progresso deste setor.

Palavras-chave: Globalização, educação, tecnologia, sujeito, instituições.

INTRODUCCIÓN

En la actualidad los sistemas educativos son considerados como responsables de producir y difundir conocimiento en la sociedad, debido a las transformaciones globales y el avance tecnológico que se ha venido dando en los últimos tiempos (Aguerrondo, 2011). Ciertamente, "la denominada «revolución digital» puede ser [registrada], en las políticas públicas, como el proyecto ideológico por el cual el Estado se hace cargo del pasado mientras deja el futuro de la comunicación y la cultura en manos del mercado" (Sierra, 2005, p. 39). De suerte que, "la educación se convierte en un espacio privilegiado de valorización" (Sierra, 2005, p. 39). Ahora bien, en este punto es importante detenerse un momento a fin de traer a colación los elementos o aspectos esenciales que se han dado en la historia para favorecer el proceso de globalización, los cuales datan de la mitad del siglo XX.

1 . Los orígenes de la aldea Mundial

Tras la Segunda Guerra Mundial, se empezó a gestar el pensamiento neoliberal desde una ofensiva teórica contra el intervencionismo; así, por ejemplo, Friedrich Hayek (1978) aseguró en su libro Camino a la servidumbre, que toda obstrucción a los mecanismos del mercado era una amenaza a la libertad política y económica. Desde luego, esta ideología fue filtrándose en los círculos académicos hasta posicionarse como dominante, luego del "ascenso al poder de los protagonistas de la revolución conservadora Thacher y Reagan, y la crisis petrolera de 1973" (Giraldo, 2007, p. 10). Esta corriente entendía al mercado como vía para resolver de forma apropiada los asuntos políticos, económicos y sociales a tal punto, que consideraba la posibilidad de acabar el Estado para establecer una civilización liberal que propiciara una democracia desde el crecimiento financiero.
La fórmula no revela más que la verdad de la profecía de Marx, que denunciaba la mercantilización progresiva de todas las cosas, incluidos los seres vivos y los humanos. Además, denuncia implícitamente la lógica del cálculo que gobierna las mentes de los tecnócratas y etnócratas, y es ciega ante los seres, las pasiones, las desgracias y las alegrías humanas (Morin, 2007, p. 28). De esta forma, se instaló a nivel mundial una nueva fase del capitalismo, en la cual se afianzó la "obsesión por el beneficio a toda costa levantada sobre un individualismo posesivo, egoísta, que persigue su propio interés, y no puede sostener las mínimas exigencias morales de una convivencia humana civilizada" (Giraldo, 2007, p. 12).
No obstante, según Max Webber, lo que marcó el origen del nuevo capitalismo fue la división entre lo doméstico, entendido como "la densa red de derechos y obligaciones mutuas mantenidos por las comunidades rurales y urbanas, parroquias o gremios de artesanos" (Bauman, 2007, p 50), y lo económico. A partir de ahí, la esfera de los negocios emprendió hacia un área libre de control legal y dilemas sociales, esto es, hacia "una extraterritorialidad sin precedentes que condujo en su momento, a un espectacular avance de la capacidad industrial y al acrecimiento de la riqueza" (Bauman, 2007, p. 50) –pues no se debe olvidar que también generó miseria, pobreza y otras serias consecuencias para los seres humanos durante el siglo XIX–.
Lo cierto es que los Estados modernos entonces emergentes, reclamaron esa tierra de nadie que el mundo de los negocios consideraba de su exclusiva propiedad. Sin embargo, los organismos que establecen las normas del comportamiento de los Estados invadieron aquel espacio hasta que, se lo anexionaron y colonizaron, llenando así el vacío ético y mitigando sus consecuencias más desagradables para la vida de sus súbditos o ciudadanos (Bauman, 2007, p. 51). En este orden de ideas, la globalización sería la segunda vez en que la actividad económica evade el «confinamiento doméstico», evento que ha producido a escala universal similares efectos de la primera secesión. Cabe resaltar que en esta oportunidad, se abandona el Estado nación, aquel que tiene soberanía y está organizado militar, económica, social y culturalmente.
Ahora bien, en este punto es oportuno traer a colación lo expresado al respecto por Marx, quien acusó de utópicos a aquellos que tenían la esperanza de alcanzar una sociedad mejor, deteniendo en seco el avance del capitalismo y volviendo al punto de partida, al cosmos premordeno, pues ya no habría vuelta atrás, y hasta hoy, así lo ha reflejado la historia (Bauman, 2007, p. 52). Sin embargo, hay otra postura respecto al tema de cómo se ha dado en el tiempo este fenómeno o desde cuándo se constituyó, Morin afirma que la primera mundialización "data del siglo XVI con la conquista de América, a la que siguió la colonización del planeta por el Occidente europeo y que, tras la descolonización, sufrió la hegemonía tecnoeconómica de Estados Unidos" (Morin, 2007, p. 29).
En un segundo momento, la mundialización apareció con la conquista de los derechos humanos de los indios (Bartolomé de las Casas) y de la legitimidad de las civilizaciones no europeas (de
Montaigne a Voltaire), prosiguió con la difusión de ideas humanistas y universalistas impulsadas por la Revolución francesa y más tarde, con las ideas internacionalistas (Morin, 2007, pp. 29-30). De otro lado, Held (2007, p. 124) estima que la globalización no es ninguna novedad, pues se ha venido dando a lo largo de los dos últimos milenios en sucesos como, el establecimiento de las religiones mundiales, la era de los descubrimientos y la expansión de los imperios.

2. El Proceso Globalización: Panorama

Aquí vale la pena hacer una pequeña digresión sobre la globalización que, en términos de Manuel Castells (2007, p. 37) es:
Un proceso objetivo, no de una ideología, aunque haya sido utilizado por la ideología neoliberal como argumento para pretenderse como la única racionalidad posible. Y es un proceso multidimensional, no sólo económico. Su expresión más determinante es la interdependencia global de los mercados financieros, permitida por las nuevas tecnologías de información y comunicación y favorecida por la desregulación y liberalización de dichos mercados.
Pero hay más, la globalización contemporánea posee características especiales que la distinguen y que son, de acuerdo con Held (2007, pp. 125-130):

• Crean redes de poder superpuestas que superan los límites territoriales.

• El poder efectivo lo comparten y lo negocian las diversas fuerzas y organismos, públicos y privados, en los planos nacional, regional e internacional. Así, parte de las fuerzas y de los procesos más básicos que determinan la naturaleza de las oportunidades vitales están ahora fuera del alcance de los Estados nacionales.

• Las instituciones políticas, nacionales e internacionales existentes están debilitadas por vacíos políticos y normativos cruciales:
-  Desfase jurisdiccional: quién es responsable de qué.
-  Desfase de participación: no tienen voz muchos de los principales actores globales tanto estatales como no estatales.
-  Desfase de incentivos: falta de regulación de los bienes públicos globales.
-  Desfase moral: comparación, gasto con cifras de pobreza.

• Cambio sistemas de comunicación y económicos nacionales: compleja entremezcla.

Pese a esto, Stiglitz (2007, pp. 56-85) afirma que la globalización puede ser benéfica, lo cual ilustra con las economías este–asiáticas (Corea y Taiwán) que lograron durante algún tiempo distribuir de forma equitativa las ganancias del mercado, beneficiando a más personas y determinaron su propio ritmo de crecimiento. Pero aclara que esto fue posible porque ellos regularon de forma detenida el mercado, así como administraron de forma independiente los recursos. No obstante, por la presión que ejercieron el FMI y el Tesoro de los Estados Unidos, entraron en crisis.
Igualmente, comenta que la crisis de los sistemas de mercado se origina por "sus arranques de exuberancia irracional seguidos de un pesimismo [también] irracional" (Stiglitz, 2007, p. 63), es decir, por su volatilidad. En este contexto, indica que cuando un capital no recibe un buen trato abandona el país, lo cual ha sido promovido y reforzado por las ideologías de las instituciones financieras internacionales, según las cuales predomina su interés y visión de mundo a partir del capital. Al lado de ello, el autor menciona que los préstamos recibidos deben destinarse a lo que establezcan los fondos monetarios, esto es, si se dirige a inversiones de edificios, no debe designarse para crear más empleos –por ejemplo caso de Tailandia–.
Como se observa, en un escenario volátil propiciado por la liberalización de los mercados, aumentan los riesgos de inversión y por tanto, las transnacionales son acreedoras de un bono que excede las utilidades normales. Así, se aumenta la posibilidad de recesión y disminuye el crecimiento (Stiglitz, 2007, p. 67); paralelamente, el FMI exige reducir el gasto gubernamental para garantizar la tranquilidad de los inversionistas,
por lo que se hacen recortes a los sistemas de redes de seguridad –o subsidios como los que se dan al sector agrícola europeo y estadounidense–, acrecentando con esto las cargas impositivas de los pobres y la clase media (Stiglitz, 2007, p. 68).
En este punto, es oportuno traer a colación una problemática identificada por este Premio Nobel, y tal vez el obstáculo que ha frustrado la inclusión del tema «justicia social» en el proceso de globalización:
En el actual proceso de globalización tenemos un sistema que llamó, manejo global sin gobierno global. Instituciones como la Organización Mundial del Comercio, el FMI, el Banco Mundial y otras conforman un sistema ad hoc de manejo global, pero está muy lejos de ser un gobierno global y carece de un mecanismo democrático de rendición de cuentas (Stiglitz, 2007, p. 72).
De tal suerte, pese a los diversos riesgos generados en países en desarrollo, las instituciones financieras internacionales jamás han explicado si se justificó tal acontecimiento, es decir, si se dieron incrementos o buenos resultados por la exposición a tan altos costos –como en el caso latinoamericano–, debido a su posición predominante en la imposición de reglas y en consecuencia, de ideologías. Al lado de ello, el autor evidencia mediante la narración del caso del acuerdo entre China y Estados Unidos, como se inclina la balanza a favor de quienes tienen en su poder el sistema del mercado de capitales, en todos los niveles –negociación, inversión, entre otros–.
Para terminar, Stiglitz (2007, pp. 81-82) hace referencia al tema del 11 de septiembre, resaltando la alianza global lograda para contrarrestar el terrorismo y la estrategia del gobierno Bush respecto a la transparencia y apertura económica por parte de los países en desarrollo, para encontrar las fuentes de financiación de los terroristas, iniciativa que no siguieron los centros bancarios alternos y el FMI. Sin embargo, la política macroeconómica estadounidense relacionada con el paquete de estímulos ha tenido consecuencias negativas en todo el planeta y es una cuestión muy criticada por la desigualdad en el tratamiento del déficit económico.
Ahora bien, teniendo en cuenta lo esbozado en las líneas anteriores, vale la pena introducir una clasificación teórica de las disertaciones académicas desde tres perspectivas: neoconservadora, revisionista y crítica.

3. Corrientes teóricas sobre globalización: aproximaciones

La primera, "reúne el conjunto de propuestas que explican los cambios en el sistema global, generan propuestas al cambio y se interrogan respecto el papel de cada uno de los actores copresentes, presentando como factor determinante de la globalización el mantenimiento o el reajuste del statu quo" (Vergara, 2004, p. 97). La segunda, "está conformada por quienes han tenido la experiencia y el usufructo del propio sistema económico internacional, así, articulan propuestas de ajuste en las dinámicas económicas generadas por la globalización" (Vergara, 2004, p. 98). La tercera, influenciada por el neomarxismo y la izquierda, critica el sistema global desde la oposición e intenta modificarlo con visión de futuro (Vergara, 2004, p. 98).
Es oportuno mencionar el pensamiento de Beck (corriente neoconservadora), quien señala que el Estado nacional sufre un punto de quiebre como modelo explicativo de los procesos de interacción socioeconómica, en razón de la entrada en escena de nuevos actores que moldean, modifican, subordinan, regulan y potencializan su accionar. Su concepto sobre globalización se explica desde un eje conductor económico, pero superponiendo frente a esta, la dinámica política. A partir de ahí, Beck ubica la no linealidad de los procesos sociales y culturales, con lo que genera una articulación de variables, autores y relaciones de poder (Beck, 1999). También, manifiesta que la política al ser materializada genera nuevas herramientas de solución a los conflictos. No obstante, Beck focaliza la política desde la economía con lo que su análisis es propio del sistema capitalista (Vergara, 2004, pp. 99-101).
Además, es apropiado traer a colación las reflexiones hechas por Sousa Santos (1997) –corriente crítica–, quien hace una evaluación del papel desarrollado por el sujeto social respecto a las condiciones de universalidad y legitimidad que ofrece el sistema mundial. En efecto, critica los valores intrínsecos del sistema democrático ofrecidos por la globalización hegemónica, teniendo presente las reglas de deliberación democrática. De ahí que el autor plantea la aceleración de la historia (pasado ayuda a entender fenómenos de hoy) y propone la factibilidad de descender la realidad a su lugar sin correr el riesgo de originar conceptos y teorías excluyentes que la expliquen (Vergara, 2004, pp. 116-119).
Por último, cabe establecer la relación entre la educación y la globalización, teniendo en cuenta lo expresado en párrafos anteriores y el aprendizaje del curso. Entonces, es oportuno comentar que según Paulina Perla (2007, p. 24) la teoría del capital humano logra definir y articular las transformaciones generadas en la globalización, de esta forma, en un primer momento "tanto las necesidades de mano de obra, como la demanda social de educación, se sometieron a evaluaciones minuciosas que reforzaron la prioridad de la educación en cuanto área privilegiada de las políticas públicas debido a la magnitud de su influencia sobre el avance tecnológico, la prosperidad económica y la redistribución de la riqueza social" (Perla, 2007, p. 20). Así, se trasladó "el peso del financiamiento educativo al sector de los mayores contribuyentes" (Perla, 2007, p. 20).
Más adelante, en un segundo momento, "el Estado [adquiere] la función de garante de la continuidad de los estudios de la mayor parte de la población, obligándose a que las personas en edad de trabajar puedan completar su formación como imperativo de equidad y de política económica" (Perla, 2007). No se trata de inversiones universales, sino de desembolsos selectivos dirigidos exclusivamente hacia instituciones que ostentan un alto grado de autonomía, de forma tal, de hacer más provechoso el gasto público (Perla, 2007, p. 21). De ahí que, según esta teoría, si un individuo tiene un plus de conocimientos, esto le dará "mayor rendimiento y productividad a la economía moderna" (Perla, 2007, p. 24) y en ese orden, a la competitividad global, soportada en una lógica operativa de la educación.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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