Algunos puntos clave para pensar los retos de las ciencias sociales hoy. Una mirada desde la comunicación y la posibilidad crítica del ser humano
Some points key to think the challenges of the social sciences today. A look from the communication and the critical possibility of the human being
Alguns pontos-chave para pensar os desafios das ciências sociais hoje. Um olhar desde a comunicação e a possibilidade crítica do ser humano
Artículo de investigación relacionado con el proyecto que los autores realizan en la línea de investigación "Convivencia y ciudadanía", correspondiente al proyecto "Procesos de participación y ciudadanía mediados por la comunicación para el cambio aplicados a contextos educativos en la Universidad Simón Bolívar", dentro del "Grupo de Investigación Calidad Académica, Categoría D", a nombre de la Universidad Simón Bolívar.
1 Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad del Norte. Magíster en comunicación de la Universidad del Norte. Docente investigador adscrito al Departamento de Pedagogía y al Grupo de Calidad Académica de la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla. lnavarro@ unisimonbolivar.edu.co
2 Doctor en Educación de Atlantic International University. Magíster en filosofía de la Universidad del Valle. Docente investigador del Departamento de Ciencias Sociales y Humanas, adscrito al Grupo de Calidad Académica de la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla. rsandoval@ unisimonbolivar.edu.co
3 Doctorando en Historia de América Latina de la Universidad Pablo de Olavide. Magíster en Historia de la Universidad Pablo de Olavide. Docente investigador del Departamento de Ciencias Sociales y Humanas, adscrito al Grupo Calidad Académica de la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla. tcaballero@unisimonbolivar.edu.co
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RESUMEN
Palabras clave: ciencias sociales, comunicación, ciudadanía, educación, historia, realidad social y esfera pública.
ABSTRACT
Key words: Social sciences, communication, history, education, social, public sphere and citizenship.
RESUMo
Palavras- chave: ciências sociais, comunicação, história, educação, esfera social, pública e cidadania.
Introducción y plan de trabajo
El presente documento se plantea como un artículo de reflexión cuya finalidad se encuentra en la necesidad de repensar algunos de los retos de las ciencias sociales para el siglo XXI. Ante ello, se relaciona el discurso de las ciencias sociales con el desarrollo teórico de categorías como educación, participación, esfera pública, ciudadanía y comunicación para el cambio social. De esta forma, se apuesta por asumir la acción humana de comprender críticamente las dinámicas humanas desde las ciencias sociales con el objetivo siempre de pensar la realidad a partir de criterios emancipatorios, liberadores y transformadores (Vasco, 1990, p. 13).
Con estos presupuestos el trabajo pretende demostrar la tesis de que los contextos propios de las ciencias sociales en la región Caribe colombiano necesitan pensarse actualmente a partir de sujetos políticos (Mouffe, 1999) que interactúen en un escenario físico-simbólico denominado esfera pública, en el cual se reconozcan como sujetos libres e iguales, diferentes y plurales, y por ende autónomos. Tal como se presenta, es un trabajo reflexivo, construido sobre los cimientos de un soporte filosófico como aporte al discurso académico de las ciencias sociales. Ahora bien, la pertinencia del trabajo se establece con la reconstrucción teórica que se puede hacer de las ciencias sociales pensadas desde lo público, y las implicaciones que esto guarda con la posibilidad de construir una ciudadanía participativa, plural, incluyente, híbrida (García-Canclini, 1990, p. 20), multicultural, diversa y dialógica.
El discurso gira en torno a la recuperación de las esferas políticas y públicas de la realidad humana, para con ello redefinir la ciudadanía política del mundo globalizado en el que hoy están inmersos las temáticas de las ciencias sociales. En explicar brevemente cada una de estas dimensiones y retos comprenderá la primera sección de este artículo. En una segunda, el documento establece una aproximación a las ciencias sociales desde uno de sus objetos más importantes de estudio: la comunicación.
Metodología
Para Earl Babbie (2000) la metodología es un campo de la epistemología que podría denominarse como la ciencia del averiguar. Ahora bien, la metodología propone las vías, operaciones y actividades concretas y específicas que nos permiten acceder al análisis de lo que se pretende investigar (Álvaro y col., 1996, pág. 72). La presente investigación se inscribe sin trabajo de campo, y más bien con corte teórico, específicamente como una revisión estrictamente documental. Como ya se ha expuesto, se pretende construir un discurso reflexivo que aborde algunos de los retos del discurso de las ciencias sociales del siglo XXI.
En coherencia con ello, es necesario aclarar que la perspectiva metodológica de esta investigación en ningún momento fue positivista, y por ende no se propone desde lo estrictamente cuantificable y objetivable; al respecto Estanislao Zuleta, recordando a S. Freud, en un ensayo titulado Acerca de la Naturaleza de las Ciencias Sociales anota lo siguiente: "Yo no me dedicaré nunca a llenar los huecos del universo por medio de un sistema global que lo pueda explicar todo. Sé que nuestro saber puede avanzar lentamente con algo de certeza, pero aún lentamente cada avance producirá nuevas cuestiones, nuevos problemas que no habíamos ni siquiera imaginado, y sin creer que cuando damos respuesta acertada a algo la hemos dado a todo" (Zuleta, 2003, p. 147). El escrito está basado en un estudio de tipo cualitativo, e implica una revisión del estado del arte sobre las ciencias sociales que finalmente propone algunos puntos clave para pensar los retos de las Ciencias Sociales en el presente, teniendo una mirada desde la comunicación y la posibilidad crítica del ser humano (Mattelart, 1995, p. 57), la construcción de indicadores relacionados con las nociones de ciencia, ciencias sociales y comunicación, apoyado en un trabajo hermenéutico.
La Institución de Educación Superior desde la cual se ha llevado a cabo la presente construcción reflexiva es la Universidad Simón Bolívar, sede Barranquilla, y de forma específica a través del Grupo de Investigación Calidad Académica. Este grupo ha sido vinculado a la Red Regional de Investigación en Evaluación y Calidad de la Educación (GIECE), y se ha caracterizado por sus aportes en las áreas de la educación y las ciencias sociales. Tal como se plantea en el párrafo anterior, y desde el punto de vista del análisis, se propone como técnica para abordar los textos la hermenéutica, entendiendo a esta como comprensión de la vida social.
La hermenéutica se refiere al proceso de interpretación de la realidad que se realizó en un inicio por medio de los textos sagrados. En el siglo XX, esta propuesta desarrolló toda una metodología en este sentido para interpretar la realidad por medio de textos que en la actualidad trascienden lo escrito. Tal como se sustenta en el marco teórico, el método de este trabajo no es el positivismo, es más bien la comprensión. "Así, como se emplea en las ciencias sociales, aspira a entender el proceso de entender… nuestra comprensión inicial general de un texto, nos brinda un sitio desde dónde examinar e interpretar el significado de las partes que comprende" (Babbie, 2000, p. 260).
De esta forma, las cuestiones teóricas debían dejar de plantearse únicamente en términos operativos para los fines de la investigación empírica, utilizando para ello métodos cuantitativos y estadísticos. Sin embargo, con ello el positivismo había conducido al olvido de una de las funciones clásicas de la teoría, función que, entre otros, Hannah Arendt (1958), intentará recuperar. Esa función radicaba en su eficacia práctica, entendida esta desde lo que Carlos Vasco explica como praxis: "Se trata es de ubicar la praxis social y personal dentro de la historia, y de orientar esa praxis… Este nivel de reflexión guiado por el interés práctico en el sentido de la Escuela de Francfort, lleva a disciplinas que ellos llaman histórico-hermenéuticas" (Vasco, 1990, p. 19).
Desde que Dilthey estableció la distinción entre explicación y comprensión, el positivismo agudizó la brecha entre ambos modos de conocimiento, llevando a cabo una mirada minimalista del Verstehen (comprensión). La cuestión del Verstehen como un modo de conocimiento diferente de la explicación causal ha sido explorada en una rica y vasta literatura, que incluye nombres tan relevantes como los de Scheleiermacher, Dilthey, Weber, Heidegger, Gadamer o Habermas. Por ejemplo en Heidegger, la comprensión va a entenderse como el modo de ser fundamental del Dasein "La hermenéutica de la comprensión que desarrolla este autor está fundamentada en el ser del Dasein; comprender es en rigor, un modo de ser. Para Heidegger a veces usamos hablando ónticamente la expresión comprender algo en el sentido de poder hacer frente a una cosa, estar a su altura, poder algo. Lo que se puede en el comprender en cuanto existenciario no es ningún algo, sino el ser en cuanto existir" (Sánchez, 2003, p. 25). Comprender es existir, es decir, la comprensión para Arendt, no es una actitud teóricamente necesaria frente a un área concreta de temas, sino una forma de situarse en un mundo en el que todo se da, en el que todo ocurre, en el que aparecen nuevos fenómenos. En este sentido, la comprensión es para Arendt el modo de vida específicamente humano, específicamente político y es esta una de las tesis principales desde donde se pretende pensar los retos de las ciencias sociales para el actual momento de la condición humana.
Lo anterior implica, necesariamente, la recuperación en las ciencias sociales de las regiones subjetivas e intersubjetivas del mundo de la vida, eliminadas por cierto a través de los procesos de industrialización y modernización de la sociedad contemporánea del consumo. Desde ellas, nacerá lo que en Habermas (1962) se entiende por esfera pública. Las contribuciones del pensamiento de Husserl, de la Teoría Crítica de la Escuela de Frankfurt, de Horkheimer, Adorno y Marcuse fueron determinantes a este respecto. De esta forma, es posible pensar de forma articulada la metodología empleada para generar las siguientes reflexiones y los retos de las ciencias sociales en el marco del siglo XXI, que se proponen a continuación.
Apartado I: Revisión de algunos retos para las ciencias sociales del siglo XXI
- La redefinición del papel de la historia: una tarea por realizar
Recuperar la visión holística de la historia, a través de la diversidad humana es la tarea primordial para las ciencias sociales en el contexto del actual orden científico. Se trata de la posibilidad de hacer una lectura de la realidad social con otro lente, no enfocado desde el discurso de la homogeneidad ni de la relación dominante-dominado, sino desde la diferencia (Fraser, 2003) desde los discursos marginados y ocultos en las redes sociales actuales. Se trata de un ejercicio propio de la razón dialógica (Habermas, 1981; 1999). Sustituirlo por el antidiálogo, por la sloganización, por la verticalidad, por la uniformalización, es pretender, asegura Paulo Freire (1970, p. 67), la liberación de los oprimidos como instrumentos de la domesticación. No se trata de convertir a los sujetos en objetos cuantificables, estratificables, medibles, zonificables, manipulables. Se trata de un proceso de reconocimiento como sujetos.
En 1970, Paulo Freire en su texto La pedagogía del oprimido expone que el ejercicio de investigar apunta a descubrir el pensamiento de los hombres referidos a la realidad, es decir, a investigar su actuar sobre la realidad, que es su praxis. Esa es su propuesta; en pocas palabras, la investigación dialógica. Del mismo modo, la investigación temática (Freire, 1970, p. 133) que se da en el dominio de lo humano y no en el de las cosas, no puede reducirse a un acto mecánico. Es más bien un problema de búsqueda, de conocimiento, de creación, de descubrimiento. "Es por esto que la investigación se hará tanto más pedagógica cuanto más crítica, y tanto más crítica en cuanto, dejando de perderse en los esquemas estrechos de las visiones parciales de la realidad, de las visiones localistas de la realidad, se fije en la comprensión de la totalidad" (Freire, 1970, p. 133). Para lograrlo, se establece la necesidad de reafirmar el giro epistemológico de las ciencias sociales, propuesto el siglo pasado por la modernidad. En este orden de ideas, y desde el punto de vista epistemológico, se asumen las ciencias sociales como aquellas ciencias que poseen un discurso en construcción, siempre en movimiento, en constante cambio y transformación, concebido como proceso y no estrictamente como objeto, ni entidad rígida o estructurada, total e inmutable. La propuesta apunta a que las ciencias sociales del siglo XXI cuestionen y reviertan los postulados de la ciencia tradicional, de los absolutismos, de los totalitarismos, de la metafísica.
- Los retos de las ciencias sociales con una educación para la ciudadanía
La mirada hacia la educación (Morin, 2000) apunta a pensar las ciencias sociales desde la recuperación de la función crítica y contextualizada de la ciencia, y de manera precisa de la educación. De esta forma, las ciencias sociales tienen la tarea de alimentar la ciencia en general de su contenido humano y crítico. Desde allí, se plantea la propuesta de un horizonte sociocrítico que fundamente la tarea educativa con el fin de revisar tanto el inacabado proyecto moderno como la desesperanza de la misma posmodernidad planteada a los sujetos de hoy. Todo ello tiene un trasfondo social, una trascendentalidad, que no es otra cosa distinta que la interacción social. Esta es la competencia central y necesaria de los seres humanos del mundo de hoy dada las condiciones propuestas desde la denominada sociedad de la información (Castells, 1999).
En este sentido, el núcleo central para ser ciudadano es entonces pensar en el otro (Mockus, 2004, citado en MEN, 2006:150). La relación alter-ego es una relación política en la medida en que esté mediada por el reconocimiento de la diferencia. En esta dimensión la responsabilidad de la educación juega un papel fundamental. Sin embargo, la posibilidad política no se agota en esta dimensión. En el mismo fragmento citado, Mockus afirma que "…el ciudadano también se define por su relación con el Estado. Uno es ciudadano de un país específico con unas normas establecidas por un Estado específico. Cuando se habla de las consecuencias, un ciudadano no solo mira las consecuencias para unos, sino para todos." (Mockus, 2004, citado en MEN, 2006:150). Se trata de la complementariedad entre la dimensión de los procesos de legitimación de los seres humanos y la dimensión de los procesos legales de los actores sociales.
Tal como lo asegura la profesora española Adela Cortina (1998), "la ciudadanía moderna implica superar la idea del 'Estado-providencia [en la que los] ciudadanos se acostumbran a que sea el Estado, ya que recauda los impuestos, el que tenga que velar por ellos y resolver todos sus problemas' (p. 81). Esto significa concebir lo público a partir de una visión más amplia, es decir, como aquello que es común (Arendt, 1958), como aquello que pertenece a todos y que debe ser cuidado, enriquecido y preservado.
El planteamiento precedente implica que un ciudadano democrático es un sujeto político no concebido en abstracto, solo atribuible a él derechos y deberes, sino más bien un ciudadano-actor inmerso, entre otros, en dinámicas de interacción social. Su vida política está dada por sus relaciones con sus familiares, amigos, vecinos, colegas, etc., dinámicas desde la cuales se generan relaciones de poder dadas en la cotidianidad, productoras de sentidos y significados propios de esas relaciones. Es en este contexto en donde el profesional de hoy debe formar y desarrollar sus competencias (Acosta, 2008).
- La comprensión de la realidad como texto social fragmentado, diverso y plural
Una de los conceptos clave para pensar las ciencias sociales hoy es el necesario replanteamiento del concepto de realidad. Comprender los nuevos modelos sociales de la sociedad fragmentada del mundo de hoy y darle relevancia a nuevos grupos con discurso en el contexto de hoy, llámese ambientalistas, LGBT, etnias, indígenas, mujeres, minorías ideológicas y religiosas, ciudadanos digitales, etc., es decir, actores con un rol protagónico, se convierte en discursos, realidades y narraciones que las ciencias sociales no pueden obviar en su elaboración actual. De manera fuerte, y tal como se ha indicado más arriba, la crítica de este artículo es contra la posibilidad de concebir un sujeto unitario:
Para pensar en términos políticos hoy día, y para comprender la naturaleza de las nuevas luchas y la diversidad de relaciones sociales que la revolución democrática aún tendrá que abarcar, es indispensable desarrollar una teoría del sujeto como actor descentrado y destotalizado, un sujeto construido en el punto de intersección de una multiplicidad de posiciones del sujeto entre las que no existe una relación apriorística ni necesaria, y cuya articulación es el resultado de las prácticas hegemónicas (Mouffe, 1994, p. 16).
Esto significa, en palabras de la politóloga belga Chantal Mouffe, la posibilidad de "combinar la defensa del pluralismo y la prioridad del derecho, características de la democracia moderna (Sánchez, 1997), con una revalorización de la comprensión política como participación colectiva en una esfera pública en la que se enfrenten los intereses, se resuelven los conflictos, se exponen las divisiones, se escenifican las confrontaciones, y de esa manera se asegura la libertad" (1999, pp. 85-87). Con lo expuesto, se pretende, entonces, demostrar que un orden democrático pluralista supone que el(la) oponente no es visto(a) como un enemigo que debe ser destruido, sino como un adversario cuya existencia es legítima y debe ser tolerada.
En estos términos, todas las características importantes de la democracia tienen un carácter dado entre términos complementarios pero antagónicos: consenso-conflicto, es decir, la democracia precisa del conflicto de ideas y la configuración de la opinión; es el conflicto el que permite la dinámica de las democracias (Zizek, 2004). ¡No solo la búsqueda del consenso! Desde Carl Schmitt, en su texto El concepto de lo político, "si los antagonismos económicos, culturales o religiosos llegan a poseer tanta fuerza que determinan por sí mismos la decisión (social) en el caso límite (de las decisiones), quieren decir que ellos son la nueva sustancia de la unidad política" (1987, p. 68).
- La recuperación de las esferas políticas y públicas de la realidad humana
Para la comprensión de los conceptos de esfera pública y ciudadanía política sugiero los textos de la pensadora alemana Hannah Arendt, y fundamentalmente su texto publicado en 1958, La condición humana. Lo político es entendido, desde Arendt, como reconocimiento humano en la diversidad. En conexión con ello, la comunicación es el espacio político por excelencia de la condición humana, escenario pertinente para pensar las ciencias sociales de hoy. En este orden de idas, las ciencias del espíritu (Hoyos, 1986; 1997) tienen como pendiente transformar a través de los lenguajes humanos e incluir en su discurso dimensiones tales como la diversidad, la pluralidad, la diferencia de tejidos sociales; el punto de llegada no es el afán por homogeneizar, ni por hallar identidades condenatorias a la uniformalidad.
Para Arendt, vivir una vida privada significa estar privado de cosas esenciales a una verdadera vida humana: "estar privado de la realidad que proviene de ser visto y oído por los demás, estar privado de una objetiva relación con los otros que proviene de hallarse relacionado y separado de ellos a través del intermediario de un mundo común de cosas…" (Arendt, 1958, p. 67). Esto implica una idea clave e importante: lo privado es, fundamentalmente, privación de los demás, privación de lo otro, de los otros. El ser humano privado no aparece y, por lo tanto, es como si no existiera. Con ello, es pertinente plantear una de las ideas más fuertes de este texto, en palabras de la misma Arendt:
Ser visto y oído por otros deriva su significado del hecho de que todos ven y oyen desde una posición diferente. Este es el significado de la vida pública, comparada con la cual incluso la más rica y satisfactoria vida familiar solo puede ofrecer la prolongación o multiplicación de la posición de uno con sus acompañantes aspectos y perspectivas. Solo donde las cosas pueden verse por muchos en una variedad de aspectos y sin cambiar su identidad, de manera que quienes se agrupan a su alrededor sepan que ven lo mismo en total diversidad, solo allí aparece auténtica y verdaderamente la realidad mundana (1958, p. 66).
Desde la cita, se trata, entonces, de construir una igualdad de desiguales, ya que la característica básica de la humanidad es su diversidad, su pluralidad. La pluralidad no es, pues, simple alteridad, pero tampoco equivale al mero pluralismo político de las democracias representativas: la función del ámbito público es, en Arendt, iluminar los sucesos humanos al proporcionar un espacio de apariencias, un espacio de visibilidad, en que hombres y mujeres pueden ser vistos y oídos, y revelar, mediante la palabra y la acción, quiénes son.
Apartado II: Aproximación a las ciencias sociales desde uno de sus objetos de estudio: la comunicación
Con el planteamiento propuesto en el anterior apartado, se establece la necesidad de concebir una comunicación participativa, inclusiva y mediadora, no instrumental, ni cosificante; más bien, impulsadora tanto de cambio social como de transformaciones en las maneras de generar sentidos y mensajes por parte de los seres humanos. La influencia de este giro en la comprensión de la comunicación propone cambios en las dinámicas de interacción humana. No son los esquemas de la comunicación masiva los llamados a dinamizar las relaciones humanas a través de la diferencia, el conflicto, la pluralidad y el disenso. Será una comunicación con otras características, sustentada en categorías que pensadas desde las ciencias sociales sean generadoras de empoderamiento, participación y la democracia (Rawls, 1971).
En este contexto, la comunicación se entiende como constructora de dinámicas de elaboración simbólica, es decir, como posibilitadora de nuevos referentes de identidad y de acción colectiva que permiten que comunidades marginadas, olvidadas, rechazadas puedan seguir resignificando, a partir de su libre expresión, su vida, su historia, sus sentidos, sus espacios, su tejido social toda su potencialidad sígnica. En este orden de ideas, las ciencias sociales como dinamizadoras de cambio social se plantean la posibilidad de pensar una comunicación cuyo fundamento principal sea la participación de la gente en la generación y apropiación de conocimientos, en el intercambio de experiencias y en el reconocimiento de su propia situación social (lo local), es decir, en la recuperación de su cultura y de su historia.
Con estos planteamientos, es posible afirmar que las ciencias sociales se plantean varias tareas. Las ciencias sociales deben estar comprometidas con el cambio, con la transformación social asumiendo un compromiso desde la reflexión ética (Cortina, 1992). Esto quiere decir, tener en cuenta las necesidades y proyectos de la gente (Rawls, 1993); el punto de llegada de las ciencias sociales continuará siendo la generación de emancipación posibilitando vías de expresión, fortaleciendo la democratización de la sociedad basada en el reconocimiento de las capacidades de reflexión, procesos todos que deben conllevar a descubrir o, en palabras de Martín Barbero (1997), a reinventar la realidad. De esta manera, las ciencias sociales son como un vehículo propiciadoras de procesos de cambio, de empoderamiento de individuos, de fortalecimiento de comunidades, de liberación de voces marginadas.
Con las anteriores características, las ciencias sociales no podrían pensarse desde la soledad, sino solo a partir de la interacción humana, capaces de potenciar la capacidad de los sujetos para comenzar, para renacer, para re-significar permanentemente las relaciones entre las personas, la experiencia de estar vivo, la interpretación del entorno. Con ello, se trata de establecer la consolidación de nuevos y múltiples relatos sociales, de redefinir a partir del pensamiento el sujeto de hoy, como un sujeto multiforme, contingente, multicultural, diverso. El sujeto del siglo XXI no solo se limita a su competencia racional, argumentativa, sino que es apertura a potencialidad estética, hermenéutica, artística, política. Las ciencias sociales, así concebidas, deben contemplar la posibilidad de un sujeto emancipado, liberado, autónomo a través de la interacción humana, de las relaciones alter-ego, de la intersubjetividad. En este sentido un nuevo programa de doctorado en Ciencias Sociales en la Universidad Simón Bolívar, deberá recoger todas estas experiencias y sugerencias que el devenir de las ciencias sociales nos ha legado con sus aciertos y errores, el énfasis al que se debe apuntar es a lo transdisciplinario, a reflexionar sobre los problemas a los que se ha enfrentado, a la manera como los ha ido superando, además, debe mirar las problemáticas de las sociedades actuales desde una perspectiva que articule lo local con lo global.
Conclusión
En lo referente a conclusiones se considera que es necesario redefinir la ciudadanía política del mundo glocalizado. En el contexto planteado en los cuatro puntos anteriores, se hace necesario para las ciencias sociales pensar un nuevo sujeto, un nuevo ser humano. El presente documento apuesta por entender que las ciencias humanas deben preocuparse por hacerlo desde una forma alternativa. Esta forma de sujeto se sustenta en lo que Mouffe (2007; 2001) denomina ciudadanía política. Establecer este tipo de sujeto implica para las ciencias sociales desplazar la comprensión de un ser humano meramente formal (que define la ciudadanía a través de un requisito de edad) (Rodríguez, 2002; 2006) o desde su aspecto legal (que lo hace a través de un documento que la certifique). Más bien, se propone redefinir la ciudadanía (Kymlicka, 1997) ante todo desde las relaciones sociales, la interacción humana, el reconocimiento. Esto se hace realidad mediante la generación de lenguajes propios, como máximo mecanismo de legitimación humana.
De esta forma, es posible identificar la pertinencia de las ciencias sociales en su tarea de estudiar las dinámicas generadoras de ciudadanía en países como Colombia. Cada vez son más pertinentes en contextos educativos como los de la Región Caribe colombiana la necesidad de formar desde las ciencias sociales sujetos políticos que interactúen en un escenario físico-simbólico denominado esfera pública. Tal como se presenta, es un trabajo reflexivo, construido sobre los cimientos de un soporte filosófico como aporte al discurso académico de las ciencias sociales. Ahora bien, la pertinencia del trabajo se establece con la reconstrucción teórica que se puede hacer de la ciencias sociales pensadas desde lo público, y las implicaciones que esto guarda con la posibilidad de construir una ciudadanía participativa, plural, incluyente, híbrida, multicultural, diversa y dialógica.
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