Saber, PostConflicto y Paz

 

TC. Sandra Liliana Zafra Tristancho

 

Vicerrectora de Investigación

Policía Nacional de Colombia

 

La memoria escrita de los seres que cumplen tareas al servicio de la humanidad, preserva muchos escritos y narraciones ejemplares, de amor a la patria, a su servicio y a la sociedad, todas ellas relatan una serie de hechos y vivencias en busca de la anhelada felicidad personal y proyección de sus familias o de su propio ser, de ética y excelencia, en un lugar donde la seguridad y la paz, les permita desempeñarse en una profesión que les brinde calidad de vida, algo constitutivo de la condición humana. Pero además, algunas muestran oportunidades, de posibles invisibles, muestran la plenitud de sus vidas al servicio de varias generaciones que llegaron a su presencia en busca de alivio y de esperanza.

La naturaleza humana muestra que el hombre no difiere de los animales en experiencias inconscientes, rechazadas o gustadas según experiencias del pasado, pero esta misma naturaleza, muestra que existen diferencias en sus facultades intelectuales y cognoscitivas, que en un ser pensante culminan en sabiduría. Por ello, el saber,  del verbo “scio”, está asociado a la ciencia “epistemai”, con la capacidad humana de pensar y conocer.  Y es solo a través de esta capacidad que los pueblos se unen en torno a la solución de conflictos, que generan un ambiente de paz en un país que fue marcado por más de cincuenta años por una lucha armada con un grupo al margen de la ley, pero que hoy vive con la esperanza de que las situaciones generadas por estos grupos sean cosa del pasado  y que los ciudadanos observen que más allá de que estos grupos piensen que con las armas resuelven conflictos, estas solo generaron desolación,  pérdida de vidas humanas y rechazo a estos grupos. 

El conflicto entonces no resolvió problemas, solo generó terror en la comunidad, temor, minutos convertidos en horas, enfermedad, dolor, pueblos desolados, pobreza, lugares con variedad de naturaleza convertidos en desiertos; fronteras difíciles de delimitar entre víctimas y victimarios con causas profundas y difusas que acentuó fracasos, odios, desamores, beneficios a corruptos y aversión de la comunidad  hacia estos grupos, que más allá de soñar con un país en libertad afectó la realidad de muchas personas y la imagen de un país con diversidad étnica, cultural, riqueza ambiental y con gente soñadora, alegre, trabajadora, investigadora y en espera de que su realidad se transformara en bienestar, autonomía, habitando lugares en paz.

Es el postconflicto un post-acuerdo, el escenario que transforma el entorno, que busca una sociedad humana capaz de superar conflictos en paz, de perdón con construcción permanente de futuro del país, con capacidad de presentar a las nuevas generaciones una historia diferente, en un país donde la educación sea el medio y la mutua comprensión de estos hechos, conlleve a la visión integral del ser humano pensante y con valores, que pueda superar barreras cognitivas creadas a través de experiencias y supuestos, permita despejar actitudes, en seres humanos que transformen con estética y sin violencia los conflictos en oportunidades desde preceptos éticos, donde conocimientos en política estén unidos a la ciencia y a la interpretación de sus interacciones como generadoras de múltiples relaciones humanistas, en un país donde impere el estado social de derecho que lleve a una verdadera justicia social y bienestar al pueblo. 

Por la trascendencia prevista y la novedad de los programas gubernamentales que se han dado como oportunidad de tramitar los conflictos sin violencia alguna, con valentía, preceptos, cuidado propio y amor a la paz, este es un esfuerzo que no debe limitarse a la práctica y al aprendizaje personal y organizacional que genera.  Es en la vida misma de cada ser donde se escala, potencia y cuida del lenguaje, de las miradas, de las acciones donde en su pequeño o gran cerebro realice operaciones que entró en crisis hace tiempo por su condición humana, pero es una salvación, para el cual el país debe darse, un vínculo deseado que no puede fallar.

Preparados para algo complejo, esta edición inicia con experiencias investigativas y educativas que pueda emprender aventuras y mostrar experiencias significativas que permitan conocerles y reconocerlas, que genere revisiones y temas anexos que pueden darse, de factores directos o implícitos, con una pedagogía de la paz seria que lleven a visiones complejas donde voluntad, virtud y vulnerabilidad otorgue dimensiones a la ética en seres humanos desde miradas interdisciplinarias.

Es fundamental que entidades acompañen, los primeros años de cada uno de los programas que el gobierno nacional y las entidades gubernamentales propongan y lideren con estudios de seguimiento investigativo en cada comunidad, caracterizándoles y observando avances, aciertos, desaciertos, gestiones, y casos replicables considerados como experiencias significativas a través de un trabajo interdisciplinario, como una tarea de todo el país, en un círculo organizado, convergente para analizar y dar solución a problemáticas que desde luego surgen día a día en cada contexto y región pero que si bien existe un fin y meta en común, un rumbo y una actitud de verdadero cambio hacia la paz, es posible resolverlos en comunidad.