Espacio urbano en el mercado de la zona de frontera: percepciones y concepciones en un escenario móvil*

Urban space in the market of the frontier zone: perceptions and conceptions in a mobile scenario.

O espaço urbano na fronteira área de mercado: percepções e concepções em um cenário mobile.

Contreras Díaz, María Margarita**
Gallardo Hernández, Brenda Jazmín***
Vergel Ortega, Mawency****


Resumen

El artículo tiene como objetivo identificar percepciones de transeúntes en torno al espacio público urbano del mercado de la avenida Sexta en la zona de frontera de San José de Cúcuta, Colombia.  La investigación sigue un enfoque mixto, cualitativo de análisis de contenido, a partir de entrevistas a profundidad y cuantitativo a través de análisis factorial confirmatorio.  Resultados: como caótico y congestionado es percibido el mercado de la avenida sexta; elementos urbanos son utilizados y modificados continuamente por vendedores sin ninguna connotación simbólica que establezca un sistema de relaciones con los elementos del paisaje circundante;  ciudadanos y extranjeros muestran alto sentido de pertenencia y gratitud hacia la ciudad y el país; planificación para ser considerada una vía solo peatonal comercial es manifiesta como solución a la congestión y caos de la avenida. Conclusión: el mercado de la avenida sexta ubicado en zona de frontera, sigue un modelo de convivencia intercultural; estado, habitantes, cultura y territorio son categorías emergentes a la concepción de espacio público urbano; componentes cultura comercial, nivel económico y factores psicosociales se encuentran significativamente asociados con la variable estatus cultural, social y económico del espacio urbano.

Palabras clave: espacio urbano, nacionalidad, nación, libre comercio, límite territorial

Abstract

This article had the objective to identify perceptions of walkers about the urban public space of six avenue market in the border zone of San Jose de Cucuta, Colombia. The research follows a mix focus, qualitative of content analysis, from deep interviews and quantitative through a confirmatory factorial analysis. Results: as chaotic and congested is perceived the six avenue market; urban elements are used and modified continuously by informal salesmen without symbolic connotation that establish a system of relationships with elements of surrounding scenery; citizens and foreigners show a high degree of commitment and graceful to the city and country; planning to be considered only commercial pedestrian road are manifested as solution to congestion and chaos in the avenue. Conclusion: the six avenue market located in the border zone, follows a intercultural cohabitation mode: state, residents, culture and territory are merging categories to conception of urban public space, components business culture, economic status and psychosocial factors are significantly associated with cultural, social and economic status variable urban space.

Keywords: urban spaces, nationality, nation, free trade, boundaries

Introducción

La ciudad en zona de frontera colombo-venezolana, es un espacio de murmullo inagotable y del lenguaje del silencio, hecha de imaginarios e identidades individuales y colectivas, con problemáticas que la redefinen, localizadas o deslocalizadas en el lenguaje de lo público, del conflicto, el desplazamiento y el cierre de frontera.  Para Mockus (2003), el espacio público debe construirse desde la comunicación como vía de inclusión, por su mismo carácter contrario al secreto, la comunicación advierte formas de validación, al permitir juzgar, cuestionar, evaluar, comunicar, establecer parámetros de medida y tendencia (Halevi, y Moed, 2014). La identidad y la cultura de los pueblos se configuran por diversos factores que confluyen en una explosión multifacética de vivencias (López, 2014), herencias, hábitos, hitos, nodos y lugares que se transforman, evolucionan o mutan a través del tiempo; construyendo códigos, lenguajes y percepciones que hacen de las experiencias individuales finas hebras que se entrelazan forjando la cotidianidad; ese devenir incesante que da identidad a la comunidad.

Los factores urbano-ambientales que conforman la convivencia cotidiana son en gran medida representaciones de una identidad, que marca diferencias y características propias frente a los demás (Careri, 2002). La gran diversidad de manifestaciones y situaciones particulares de comercio, turismo y el agitado ambiente de intercambio que vivió la zona de frontera presente a lo largo y ancho de la Avenida Sexta en San José de Cúcuta es pintoresca y vivaz, constituyen las razones para analizar las diferentes reflexiones que surgieron al tratar de identificar un escenario cultural.

La movilidad poblacional y la colonización se han constituido en fenómenos trascendentes en el departamento Norte santandereano a través de su historia. Desde comienzos del siglo XX la explotación del crudo en la región del Catatumbo atrajo a miles de personas de varios departamentos del país, quienes atraídos por el sueño de una bonanza económica generaron procesos de colonización y asentamiento en toda la región. Con índices de contrabando, gasolina, venta ambulante, seguramente por su condición de frontera y discriminación social notoria, las oleadas de violencia en Cúcuta son frecuentes y bastante fuertes, sin desconocer que víctimas y victimarios en varias ocasiones no son oriundos de la región. En el siglo XXI, la crisis de la zona de frontera, generó otra problemática que se presenta en este departamento y tiene que ver con el proceso migratorio de la población rural hacia los centros urbanos, el desplazamiento de grupos de la zona de conflicto, desplazamiento a la ciudad de repatriados de Venezuela, conllevó a una sobrepoblación, indigencia e incremento de la delincuencia, de manera que la actividad agrícola se dejó en un segundo plano, no solo en términos de productividad sino también de abastecimiento alimentario.

La agudeza de los límites territoriales contrasta fuertemente con el arraigo de las personas a tradiciones que permean conductas del vecino país, del personaje foráneo que se convierte en amigo, cliente o socio. La reciprocidad de gestos, mercancías, familias y culturas funde la identidad nacional con sentimientos internacionales coloquiales, que generan equitativamente procesos mixtos y compatibles culturalmente, aspectos humanos de la forma urbana (Rapoport, 1978).

Recorrer los mercados en San José de Cúcuta, dadas gracias a éstas coincidencias, de ubicación, cultura y percepción, representa una aventura por una ciudad cálida, fronteriza e histórica, en busca de respuestas a las disímiles sensaciones individuales, que confluyen en percepciones colectivas, culturales y diversas en un recorrido de secuencias articuladas entre historia y contemporaneidad, tratando de descifrar el paisaje de las avenidas y espacios en los cuales se ubica el mercado más concurrido de la ciudad, Avenida sexta,  punto estratégico de heterogéneos trasteos, recorridos y anécdotas en el corazón de una frontera dinámica.

Despojarse de los preconceptos o vivencias anteriores, de muchos años de transitar, comprar o pasear por éste sector es un reto, y por lo tanto la convulsa cotidianidad del paisaje de la Avenida Sexta en la Ciudad de Cúcuta, aporta diversos lenguajes de disímiles apreciaciones que emergen de la experiencia colectiva y denotan una cultura soportada por la sucesión de eventos en el mismo escenario, a diversas horas, todos los días; con cambios improvisados de ubicación o venta con el mismo fin utilitario, y con actores regulares o invitados según las circunstancias. Asumir las  múltiples experiencias del desorden a partir de la percepción nutrida de aspectos captados por los sentidos, permite relacionarlas con el concepto de calidad sensible; entendida como un complejo de propiedades simbólicas, perceptivas, cognoscitivas, y otras que un grupo definido piensa grato con el objeto de identificar concepciones y percepciones de espacio público de transeúntes en uno de los principales mercados de la ciudad.

Metodología

La investigación se enmarca dentro del enfoque mixto, desde métodos cualitativos de análisis de contenido, adopta prácticas cotidianas: deambular la ciudad para sentirla, volver a ser nómadas y coser las diferentes realidades urbanas tomando como marco de referencia los enigmáticos escenarios que se presentan a diario y redescubrir las nuevas formas de la ciudad donde se despliegan la cultura y las costumbres para generar identidad,  historia, donde el pasado fue una deuda de la sociedad consigo misma y pertenece a un paisaje construido de acuerdo a las necesidades y anhelos de la población (Limongi, 2014).  Una de las herramientas fundamentales en estas prácticas cotidianas o paseos, fue la entrevista a profundidad, capturando memorias que ayudan a recordar sensaciones. El registro de un día cualquiera no difiere de una gran obra de arte, porque en el gesto o en una situación extraña obtiene todo un tesoro estético y comunicativo haciendo alusión al territorio, al paisaje, a su morfología, su población, sus actividades económicas, a lo local y a lo global, a lo público y  a lo privado, lo fijo, lo semifijo, lo social, lo cultura, en fin un denso tejido de factores, que se extienden de lo estrictamente físico respondiendo a las necesidades e interrelaciones humanas.  Desde los métodos cuantitativos se realiza un análisis factorial confirmatorio a través de modelo estructural utilizando instrumento fiable aplicado a una muestra aleatoria de 35 vendedores instalados en la zona, 328 transeúntes y compradores con un alfa de cronbach igual a 0,85. En lo referente al nivel de ajuste estadístico del modelo, este se analizó́ a través de índices como la prueba χ2, el índice comparativo de ajuste (CFI) y el error medio cuadrático de aproximación (RMSEA).

Análisis Documental

Del tranvía a nuestros días, observando la cultura e identidad.

Hace 134 años, después del terremoto de la ciudad de Cúcuta, el 18 de mayo de 1875, con más de 3000 víctimas, se inicia la reconstrucción total de la nueva ciudad en su propio lugar; (es decir la calle sexta antes del siniestro era llamada primera calle "De los Mártires" ;  después se convirtió en la carrera Bolívar, una vía más amplia, respetando la traza anterior y confiriendo los mismos predios a sus deudos).  A partir de entonces se retoma el tema del ferrocarril y del tranvía, cuya labor se aproxima a 1887 hasta 1939, cuando empezaron a levantarse los rieles, para dar el paso a un mayor número de automóviles.

Según Median (1994), el tranvía inicia su recorrido en la Estación Cúcuta, pero el itinerario a describir se aborda, en este caso de estudio, en la esquina  de la avenida Sexta o carrera Bolívar y la Calle Sexta o "Calle Margallo". Actualmente, los límites para éste análisis se demarcan con la plaza Santander y el Parque de la nueva sexta, lugar donde nace el mercado más concurrido de la ciudad. Los árboles, elementos mobiliarios y ambientales no dificultaban la visibilidad; ya que el escaso follaje de ellos, debido a su poca madurez no fraccionó la ruta; solo el tranvía interrumpió el paisaje y dibujó en las calles empedradas sus rieles, que se divisaban sin dificultad.  Sobre la avenida, se ubicaron las oficinas del ferrocarril, donde la comunidad se reunía en espera de algún encargo o simplemente cumpliendo con algún llamado tácito para pasar el rato; estas prácticas sociales involuntarias de "pasar el rato" son regulares a través del tiempo, y se han mantenido gracias a la dinámica del sector.

La ruta continúa con diversos saltos y desviaciones sobre las aceras de lado y lado, en contraste con el fijo riel del tranvía, enlazando lo actual con el pasado, con la técnica audaz de un director de cine que genera múltiples analogías en pequeñas escenas que parecen fragmentadas, pero se reconstruyen por los significados que los lugares permean a través de la historia.  El Teatro Guzmán Berti, construido en 1883, famoso y frecuentado, tuvo sus inicios en el cine mudo y posteriormente a partir de 1930 en cine parlante, fue el primer teatro en Cúcuta;  lugar de encuentro por preferencia después de las labores del día, hoy en su lugar se ubica, el centro comercial Alejandría, donde pasada la tarde muchas de las personas que laboran en el sector concurren al lugar para sus compras cotidianas, en la ferretería, la papelería, o las misceláneas; recreando como lo manifiesta Fontana (2001) las escenas de movilidad permanente de transeúntes en el edificio.

En esta misma cuadra, otro punto de esparcimiento, pero solo para hombres fue el negocio "La Cita", conocido también como "El Casino"; hoy día, una prendería y lugar de casa de cambio de moneda.  Todas con un común denominador radicado en el tránsito rápido de dinero fruto de operaciones estigmatizadas por la sociedad como el juego, la apuesta y la pignoración.  En la esquina de la calle novena con avenida sexta, se estaciona "el primo" con su carreta pastelera, inocuo, sencillo, sin ninguna tradición ancestral que lo conecte con la venta de éstos ricos alimentos tradicionales en la ciudad de Cúcuta; por los que en la época del tranvía don Guillermo Duque el cobrador del mismo, asiduo cliente de "La Cita", sin complicación ni recriminación de los pasajeros, detenía la maquina frente al establecimiento, para comprar pasteles; tal como cientos de personas lo hacen puntualmente hoy, pero en el anaquel de este vendedor ambulante.

Tras la guerra de los mil días (1899-1902), debido a la rivalidad de dos ideologías que luchaban por el poder, se alteró la tranquila vida de los cucuteños. Según Medina (1994) "el general Benjamín Ruiz, buscando resistencia contra los conservadores ideó construir trincheras en las bocacalles para resistir al enemigo", nociones y movimientos que representaron propios del concepto de patriotismo (Koselleck, 2012).  Esta táctica le dió el nombre del "Sitio de Cúcuta".  El 11 de junio de 1900 quedaron terminadas las trincheras y por ende encerrado el centro de la ciudad, hasta El 15 de junio del mismo año cuando se abandonaron.  Las víctimas quedaron esparcidas en estas calles; tal como en el 2003 tras la bomba terrorista en el Centro Comercial Alejandría (punto geográfico cercano a las trincheras) dejó un panorama triste y desolador; con evidencias de las muertes que se publican en las placas con nombres bajo los árboles, recordando los muertos del atentado; así como en 1900 los cuerpos sin vida se ocultaron en la fosa común ubicada sobre la carrera Bolívar, a la altura de las calles Girardot y Ricaurte. Hechos como éstos de similares condiciones de drama, muerte e ideologías que afectaron a la población, hace pensar en patrones que se repiten a través del tiempo, como una herencia genética que se altera, se trasforma, pero inhóspitamente aparece diseminada en el sector, tras el paso de los años.

Continuando el camino, se localiza  la famosa Botica Alemana, una de los más lucrativos establecimientos de la firma internacional Van Dissel Rode & Co; en ése punto geográfico actualmente opera Almáximo, adosado al centro comercial Plaza de los Andes, que conserva el espíritu fructífero de la botica., por la misma cuadra, frente a la esquina que mira al Parque Santander se encontraba "La Novedad", punto de venta al detal de la casa Brewel Moller & Cía., éste negocio de particular escala y bodegaje selecto, dejo en la memoria y en la identidad de la ciudad, lo que hoy se encuentra disgregado por la calle y la acera; conectándose como una amplia red donde es posible conseguir de "todo", de lo global a lo local, del producto elaborado domésticamente al importado, de la divisa nacional a la fácil adquisición de la moneda extranjera.

Al otro lado del parque sobre la Avenida Sexta donde hoy, están agrupadas ciertas casas de cambio y corporaciones bancarias, se localizaron los llamados "Botiquines", lugares pintorescos de encuentro para tomar café.  Adicional a estas actividades se mezclaba frente a esta plaza el carácter residencial, como mediador para configurar las relaciones sociales de poder y significación.  Desde la fundación de la ciudad constituyó un eje principal, alrededor del cual se destinaban los lotes a la iglesia, la municipalidad y los primeros moradores de la aristocracia.  Hoy el uso comercial, ha desplazado audazmente el residencial, y la alcaldía, la catedral y el edificio de hacienda municipal enmarcan la plaza como un fuerte cordón patrimonial donde confluyen múltiples actividades, con la misma identidad.

En la plaza Santander, antes y después del terremoto se celebraba los domingos el mercado abierto.  Después se planeó arborizar, pero la idea no gusto a los mercaderes; quienes en la madrugada del dos de diciembre de 1886 fueron desalojados y en su reemplazo sembraron árboles, que ocho meses después los vendedores arrancaron como señal de protesta, reinstalándose en el lugar.  Aun así, con estos episodios, los fines de semana consolidaron el mercado hasta la construcción del edificio cubierto, ubicado al borde del sector y construido en 1930.  Correlativamente, a la actualidad en el mercado se encontraba de todo a muy buenos precios. La multiplicidad de mercancías, de montos y personalidades de los actores, configuran la identidad propia del sector y la cultura comercial interpretada por tácitos  códigos trasmitidos generacionalmente.

Según Medina (1994) en esta Plaza se vendían los mejores pasteles y chicha de arroz de "Doña Pachita" por 0.05 centavos, también "La Morroca" con su panela, "El Buchón" como fue apodado Ramón Pérez con el inigualable pan.  Asimismo, estaba "El llavero colmenares" cerrajero y el "Viejo Manuel" quien vendía oraciones y talismanes; estos personajes que son referentes históricos de nuestra memoria colectiva, permanecieron en la plaza hasta el incendio del año 1949, que la destruyó.  En 1950 fue levantado en este terreno el moderno "Edificio San José", con el propósito de albergar varias actividades, que hasta nuestros días permanecen agrupadas en él.

En otro lugar, varias cuadras abajo del sitio del incendio el "Mercado de la Sexta" cobraron vida de nuevo, en una construcción que contenía y reemplazaba el comercio informal.  Éste tipo de edificaciones impactaron el sector y dan testimonio de las transformaciones de uso residencial al comercial; que han sido impactadas nuevamente por el traslado decisivo de los mercaderes a la "nueva sexta" en la Central de Abastos de la ciudad, y en su lugar aparece un desolado parque.

El auge comercial de los 70´s, que cambió aún más las dinámicas urbanas de Cúcuta, se predice desde la construcción del "Edificio San José y el Mercado de la sexta", puesto que ambos tienen un nexo particular: el primero por encarnar el símbolo de la modernidad, de  la mutabilidad, la restitución del uso, el final del itinerario y el segundo como arranque de ésta crónica, y el significado de una nueva y efímera oportunidad de reubicación para este gremio informal (Medina, 1994).  Potencialmente se convierte en un sitio al cual después de tanto deambular, logra albergar este collage de individualidades; ambos, constituyen el borde de este itinerario.

El comportamiento genético del paisaje, particularmente expresado en el sometimiento de los vendedores al primer desalojo en el Parque Santander en el 1886, el segundo en 1997, el tercero a inicios de 2014, cuando fueron expulsados la última vez de la esquina de la avenida Sexta y la Calle Sexta; o el "Estado de Sitio" con la bomba terrorista y sus numerosas víctimas, ambas por pugnas políticas, se mezcla con la transformación significativa del árbol primero como enemigo de las actividades informales para convertirse en socio, mueble y amigo, otorgan a la ciudad y en especial a la Avenida Sexta un carácter vivo al cual hay que tratar solo con la experiencia colectiva.

Resultados

Percepciones individuales en la experiencia colectiva del escenario: Avenida Sexta

El mercado de la Avenida sexta de la ciudad de Cúcuta es un sitio multifacético y con variedad de escalas, se generan actividades tan ambiguas y diversas como los productos que se comercian: desde víveres hasta electrodomésticos.  En el sentido categórico, es un invaluable espacio colectivo de arraigo y organización, cargado de símbolos no discursivos de los habitantes de ésta región; salpicado de percepciones foráneas de nuestros visitantes. Recorrer esta avenida, puede tener un sinnúmero de significados individuales de una misma experiencia colectiva; las atemporalidades, los ritmos y las experiencias sensibles conforman en gran medida la significación de lugar en aspectos comunes; y tejen entidades más complejas de metalenguajes vernáculos en un sistema individual, o en pequeñas redes de configuración única.

La vivencia cotidiana puede ser tan plurifuncional y diversa como los colores de los toldos en los puestos misceláneos sobre la acera y los improvisados objetos multifunción patentados por el ingenio de los comerciantes del sector, que se funden con el ruido de las cornetas del tráfico, el ambiente mutable y los treinta grados centígrados de temperatura habituales, que de manera invisible pero con particular propiedad le dan vida a la puesta en escena diaria de éste sector.

En donde todo parece caos y el dinero transita de mano en mano como señal metafórica inequívoca de diseminación social, surgen expresiones reales de cooperativismo y asociación, en aras del bien común (Almario, 2007).  El rumor, la "cantada de la zona cuando llegan los tombos", expresión popular que significa: avisar cuando Los tombos vienen, referida a los policías; los acuerdos de aseo en el lugar con la alcaldía municipal los jueves en la mañana, la sincronía en la ubicación y el despliegue de los proveedores de almuerzos trasgreden cualquier idea caótica y abren los ojos a realidades más humanas a través de lenguajes cordiales y afectivos; por tal motivo e invisible al desprevenido visitante, los tiempos y los espacios se regulan con inédita precisión, atendiendo a códigos expresos.

Pararse en éste lugar es pertenecer involuntariamente a miles de escenas del film de esta crónica, donde la escenografía cambia según una lista interminable de eventos que se extinguen, renacen o se inventan a cada instante cuando algo o alguien desaparece. En un minuto, si la lluvia cae se despliegan metros de plásticos traslúcidos y oscuros que se traslapan sobre los puestos de trabajo, ambientando improvisadamente una cubierta lineal de plástico que, desde las azoteas de los edificios de la zona, asemeja un invertebrado animal zigzagueante, que se entrelaza con las calles cortando perpendicularmente la avenida.  La música de fondo de diversos géneros e intensidades de volumen, enmarca sucesos tiernos, estéticos y humanos como las letras de los vallenatos o rancheras que se destacan al compás de las estruendosas voces de los arrastradores o empleados de comercio informal, cuya función es captar clientes que van transitando por el andén y en algunos casos por la calle para llevarlos al almacén o negocio,  las notas agudas de los silbatos usados por los  policías de tránsito, los pitos de los automóviles dada la congestión vial causada por los vendedores, transeúntes y por las estrechas calles se confunden con los dialectos de venezolanos y colombianos que transitan y trabajan en el sector.

Los árboles son elementos esenciales de utilería, son mobiliario, valla, estante, refugio o pilar donde los comerciantes conectan o instalan su indumentaria.  Gracias a los árboles los vendedores ambulantes que se disponen sobre el mercado, respetan desde hace años sus puestos de trabajo y en algunos de ellos permanecen intactos los recuerdos de antiguos compañeros de calle, sepultados por las ruinas del centro comercial Alejandría tras la bomba terrorista a principios de ésta década o las correrías del antiguo alcalde al no permitirles las ventas para mejora del espacio pero sin ofrecer una solución en lugares a los cuales la comunidad acuda a comprar. Entre las múltiples curiosidades del lugar, las palmeras revestidas con elementos lineales de plástico que usualmente utilizan como correas, se llevan todas las miradas.

Todos estos elementos urbanos son utilizados y modificados convirtiéndose en el primer objeto situado del paisaje humano, elementos levantados verticalmente sobre el suelo, sin ninguna connotación simbólica que establece un nuevo sistema de relaciones con los elementos del paisaje circundante. Todo un arte que tiende a la arquitectura y al paisaje (Herrera, 2007), objeto inanimado que puede utilizarse para transformar el territorio para la creación de una nueva naturaleza y para la creación de grandes paisajes artificiales.  De esta manera en la Avenida Sexta, se sitúan al lado de un árbol, al lado de una luminaria, al lado de un poste, ventas de jugo de mandarina y naranja, ventas de pasteles, de minutos por celular, de sandalias, medias, juguetes, ropa, las cuales utilizan y transforman su realidad.

Percibir el contraste de los objetos, las situaciones, el tráfico, casas antiguas, negocios, hoteles, bares, y los edificios mezclándose como piezas que forman un collage: espontaneo, dinámico y colorido con olores característicos de las ventas o negocios que se fijan en el espacio y en el inconsciente colectivo (Smallie y Virani, 2010) donde los elementos de la escena son móviles, desde los visitantes hasta la mercancía, desde el tranvía hasta el automóvil, en un devenir de situaciones que constituyen un escenario donde todo es móvil.  Una unidad contrasta con las diversas miradas individuales de los actores, abatidos por sus roles involuntarios, que paulatinamente construyen una cultura y lenguajes que les son propios como relatos espontáneos de la historia, donde "todos las experiencias y crónicas del día a día" son el material de fondo que permite elaborar cognitivamente mapas que conectan la historia, el lugar y sus personajes, comprendiendo eficazmente la cultura, e inclusive  prediciendo futuros sucesos, que por casualidades o pronósticos astrales se recreen cíclicamente, y configuren los puntos de encuentro físico y cultural en éste sector de la ciudad.

Concepciones del espacio público urbano en el mercado de la Avenida Sexta.

Al interpretar expresiones de los transeúntes, vendedores y compradores del mercado, se manifiestan cuatro familias  en torno al mercado de la avenida sexta de la ciudad de Cúcuta como ciudad ubicada en una nación llamada Colombia y cercana a otra nación llamada Venezuela,  la primera familia relacionada con Colombia y Venezuela como Estados con elementos como población, derecho, reconocimiento donde se busca dar a entender que, en un mundo globalizado, el Estado que no sea reconocido por la comunidad internacional tiende a ser ilegítimo (Vega, s.f.).  La segunda Familia cultura, la tercer familia habitantes íntimamente relacionada con población, y como cuarta familia el territorio.

Los habitantes, diferencian términos nación de Estado, donde la nación es un grupo de habitantes que, en un mismo territorio y regidos por un mismo gobierno, forman un país, similar a planteamientos de Anderson (2011) y esos habitantes se caracterizan por tener unas mismas costumbres y hábitos (Witkin, 2011); y por su parte el Estado, es entendido como concepto político referido a una forma de organización social soberana de un territorio determinado, o conjunto de instituciones que poseen autoridad y poder para establecer las normas que regulan una sociedad, teniendo soberanía interna y externa sobre un territorio determinado.  Manifiestan, que el mercado en la ciudad de Cúcuta, está ubicado en un territorio en el cual conviven diferentes pueblos, razas, credos y lenguas; para ellos, incluye el desarrollo de una cultura común y la realización personal de los habitantes dentro de una sociedad, mientras que el Estado lo enfocan hacia la definición de parámetros jurídicos que guían al país nacional.  Al ser incluyentes la familia, ciudad, está relacionada de manera significativa con subgrupos como la política, problemas que aquejan a la sociedad, políticas y las leyes que surgen para proteger la sociedad, la relacionan con los héroes que surgen y con los símbolos que utiliza el pueblo, la gente.

La cultura en la comunidad de vendedores del mercado, se origina en el momento en que se relacionan variables como costumbres, personajes, razas, sonidos, bailes y comida típica.  La Colectividad toma un entorno natural y crea un entorno artificial (Witkin, 2011).  De las relaciones entre estas se originan la comunicación, las condiciones psicoafectivas, la pertenencia y todas las condiciones sociales producto de sus relaciones sintácticas.  La cultura se constituye en un conjunto estructurado de maneras de pensar, sentir y obrar más o menos formalizadas, que, aprendidas y compartidas por el conjunto de individuos de la avenida, sirven, de modo signo y simbólico a la vez, para constituir a esas personas en una colectividad particular y distinta.  Por ello se consolida como un sistema donde existen variables intervinientes como familia, imagen, medio, moda y pensamientos de amigos cercanos, entre otros.

La formación se relaciona directamente con el pensar y éste con el desarrollo cognitivo, se encuentra cercanía entre familia y modelos con el sentir de los compradores, su manera de percibir la cultura, el arte, la necesidad de conservar negocios, costumbres de sus ancestros y algo significativo de recuperar expresiones dichos de sus abuelos, chistes; u en otros casos no significativos en el entorno de cambiar o mantener nuevos estilos que les permite crear diferencia.  Esto, entonces los lleva a ser parte de un medio donde proyectan su imagen, y operan sus pensamientos sintiéndose todos, colombianos y venezolanos, parte de "una hermosa ciudad fronteriza".

El grupo territorio, en torno a la ciudad es relacionado por los habitantes con el comercio y la geografía.  Definido territorio como tierra (Anderson, 2011), área definida (incluyendo tierras y aguas) a menudo considerada posesión de una persona, organización, institución, animal, estado o país subdividido (Contreras, 2011).  Al referirse a territorio, se observa una red sígnica, en la cual, los habitantes cuentan con valores particulares de su centro, Avenida Sexta, nueva red que les permite comunicarse, sentirse parte integral del comercio, sintiendo que allí cuentan con otra familia estructurando un sistema de valores subjetivos (ideología, comercio, subsistencia) que los llevan a tener un alto sentido de pertenencia por su Avenida, y ciudad.  Se encuentra así, un alto porcentaje de jóvenes y adultos que  inician hablando de nación, de Colombia y culminan mencionando su barrio, de la Avenida, su infraestructura, sus vecinos, comerciantes, transeúntes, sus ritos, costumbres.

Le mencionan como lugar de camino, "donde encuentro todo", su historia tiene lugar entonces en este punto de la geografía.  De esta fragmentación surge la necesidad de una red que no los deje separarse completamente y los mantenga en coherencia, la red simbólica, constituye para la imagen colectiva, el mercado, un elemento dentro de la ciudad, un lugar en el territorio que les permite leer e interpretar una cultura creando su propia memoria cultural, se forja en un medio ideal para tridimensionalizar su información ideológica.  De la memoria cultural y su residualidad en la sociedad se crean los referentes pragmáticos, que para efectos de la materialidad son recursos de expresión, lectura e interpretación tridimensional de mensajes culturales.

Por su parte el grupo habitantes transversal a todas las familias de ciudad, se relaciona con características, valores, pertenencia, lemas.  Se ha creado en el colectivo de habitantes un conjunto de caracteres que hacen que como individuos o grupo se sientan reconocidos sin posibilidad de confusión con otros.  Resaltando una identidad fuerte hacia la Avenida, la ciudad, su cultura.  Los recursos materiales, como el objeto desde donde se puede autorreferenciar y reconocer no se desvanecen ni ocultan por el consumismo ni la funcionalidad, algunos grupos tratan de insertarse pero no lo han logrado y ha sido responsabilidad del objeto la representación de situaciones socio-culturales.

En torno a la identidad, expresiones de habitantes llaman la atención y hace entrever el sentimiento y aferro a su labor y espacio que ocupa en la avenida, como parte de la ciudad. Se extiende los brazos y se acarician las delgadas paredes que delimitan las calles, al avanzar tímidamente, alguien habla al móvil, camino sigiloso, se escucha cantar; infinidad de colores y estímulos detienen la mirada del comprador, del transeúnte, del visitante.  Tropezar con una carreta, un puesto de venta ambulante, una mesa y una silla, naturaleza por doquier, objetos personales se entrevén a través de las miradas de niños y grandes en una congestionada zona. 

En los locales, invade la duda si se invade la intimidad de alguien, si se traspasa la delgada línea entre público y privado que inunda el ambiente. Y al final de la intimidad del pasaje, la luz, el verde del parque cercano, las sillas habitadas por ancianos, las palomas y el fotógrafo, gente, calma, un lugar detenido en el tiempo junto al dominio sobre la avenida sexta situada en  la ciudad,  un punto en el país, un inmenso sitio en la mente de la comunidad que se resiste a la transformación y reubicación.

El análisis de las entrevistas realizadas, muestra un alto sentido de pertenencia hacia la ciudad y el país, se menciona de manera repetitiva la palabra orgullo, patria, y expresiones como mi país, nací aquí, no nací aquí pero me siento cucuteño, entre otras muestran los valores que se sienten hacia la nación.   Una ciudad de gente solidaria es una categoría emergente, que surge de expresiones manifiestas, en el mercado, por parte de compradores venezolanos: "agradecemos la solidaridad de los colombianos", "encontré de todo", "nosotros los deportamos y los colombianos nos abren los brazos y nos atienden bien", son escuchadas en el 2016 tras el cierre de la frontera y los corredores humanitarios dispuestos temporalmente por los gobiernos de las naciones.  La nación de acuerdo al análisis, está conformada por sus habitantes, por su cultura,  el Estado, nación y el territorio.  Todos estos conceptos (Familias) son las que le dan forma al imaginario de mercado de la ciudad.

La ciudad la conforma entonces un grupo de habitantes y transeúntes con valores como pasión, responsabilidad, amor por la patria, con características como alegres, serviciales, hospitalarios, con sentimientos de amor, orgullo por la región (Almario, 2007; Carero, 2002), por sus símbolos como la bandera, el himno, el escudo, un grupo multicultural con costumbres y hábitos que le dan vida a una cultura rica en bailes, folclor, música, comida típica, y personajes ubicados todos en un territorio rico en productos como el café, con sitios turísticos y zonas geográficas de descanso, atractivas, con diversidad de aves  ubicada en un estado con parámetros jurídicos, un país político, democrático con organización social soberana de un territorio que incluye instituciones tales como las fuerzas armadas, la administración pública la policía, asumiendo el Estado (diferente a nación) las funciones de defensa, gobernación, justicia y seguridad (Medina, s.f).

La observación de habitantes y transeúntes, permite ver cómo el flujo mediático del país y la inserción de personas de otras culturas del ámbito fronterizo de Cúcuta, ha dado lugar a la formación de tribus urbanas a partir de interiorización de conductas, hábitos, signos, símbolos que configura nuevos grupos sociales frutos de la mezcla entre la mediología y condiciones sociales específicas de la época; señalando aspiraciones de grupos de interés, tensiones, ideas, valores que como ciudadanos requiere la nación (Muñoz, 2015).

Para todas las personas que conviven y trabajan en el mercado de la sexta, en la cual circulan personas de diferentes países, en el cual hay obras, estas obras le cambian su imaginario, su perspectiva, aquellas imágenes cambian significativamente porque para ellas no es lo mismo recorrer una avenida que tenía un carril, con andenes invadidos, no es igual  pensar en ir de la mano; este escenario cambia en una avenida con movimiento de personas diferentes, expresiones como "todo cambia, cambia la persona, la movilidad", manifiestan cambios en el pensamiento, en la representación, los medios, la cultura, en el imaginario colectivo.

En torno a las calles, en la avenida sexta se vive caos, manifiestan otros habitantes, desembotellando la acumulación de personas con calles insuficientes para flujo vehicular, reconociendo la necesidad de un país imaginado con una avenida ampliada imaginada ideal donde exista compromiso de cada habitante cuidando la ciudad, su infraestructura, con cultura ciudadana donde esa visión que se tiene de la ciudad cambie, todo nace de cada individuo, el principal componente, el ciudadano (Contreras, 2014).  Pero en esta avenida, la comunidad se resiste al cambio en torno a la labor del vendedor ambulante y la invasión del espacio de locales comerciales. 

La cultura juega un papel importante y a partir de ello se crean nuevas cosas, el compartir, el no hacer daño, el cuidar, de la convivencia, de la vida y saber que eres parte del cambio, se busca una sociedad más fraterna, porque el hombre nació para ser sociable, donde todo comienza desde la familia dentro de una nación (Loaiza, 2011).

De otra parte, se encuentran individuos que consideran debe primar el medio ambiente y la sostenibilidad quienes en sus relatos tienen expresiones como "Como salvar una ciudad que se vuelve más ladrillo, más concreto", existe resistencia porque esto juega con lo ambientalista.  Por tanto, se resalta la necesidad del deber existir compensación, entre lo arquitectónico y el medio ambiente, donde la sociedad debe continuar con un planeta que se debe oxigenar (Yohannes, Nikolaus, Pearson, 2013). De igual manera se encuentran jóvenes de acuerdo con la construcción, la industrialización, la mejora en obras, mejora en espacios, modernidad y cambio de la ciudad con visión de ser una mega-ciudad.

Así mismo, los habitantes, manifiestan que en Colombia actualmente se puede manifestar públicamente lo que se piensa, pero piensan que solo los medios pueden expresar cierto sentir, restringiendo a la población al derecho de la libre expresión, en este contexto los vendedores plantean un nuevo imaginario con un centro foco de opinión, lugar donde todos puedan expresarse, opinar y hacer críticas libremente, apropiarse, dando paso a la alimentación, reflexión, discusión y debate.  La idea es convertir las calles en un mercado participativo colectivo pero ubicado allí, en ese lugar sin reubicaciones.  Interviniendo generando dos dinámicas distintas, una diurna y una nocturna en torno a generación de una construcción pública y colectiva de opinión.  Paraderos de uso obligatorio y espacios públicos limpios y organizados de uso colectivo, interviniendo paradero, parques, una vez a la semana con una temática diferente para activar la afluencia, poster con imágenes de Cúcuta, de sus productos.  Gestionando el uso de estos espacios dentro y fuera de la avenida de la sexta.

Para la arquitectura proponen ser una vía donde no circulen vehículos, donde la calle sea peatonal, proponen crear fachadas galerías, donde toda la comunidad y grupos de interés internos y externos: jóvenes, niños, ancianos, sin distinción de creencias ni estrato, pueda expresarse, pintar, dibujar, escribir.  La imagen será el medio que genere la opinión.  El eje temático semanal busca dar dinamismo a actividades y generar discusión a aspectos de la vida diaria en sociedad, desde lo trascendental hasta lo más efímero y vanal.  Nuevas ideas, libre expresión admite crear imaginarios colectivos que permiten forjar una mejor idea de lo que la nación representa, una mayor afluencia de visitantes que generen mayor colorido, la ciudad como forjador de cambios, contribuyendo a mejorar estética, creando espacios lúdicos que brinde esparcimiento y cultura.

Rompecabezas urbano: historias de vida con su territorio.

La avenida sexta, es un verdadero rompecabezas en el tiempo. Sus personajes cambian, sus escenarios también, cada vez hay más gente y menos espacio, se aprietan  unos contra otros sin dejar de caminar (Contreras, 2013).  Una mujer, (una gran proporción de quienes ocupan el sector son mujeres) ha utilizado la base del semáforo como punto de venta de unos peluches o muñecos que han perdido sus características formales, copiados hasta perder su referente; solo su impulsadora otorga una posible identidad al anunciar su venta, luego ella discute con el  comerciante de gafas que está a unos metros suyos reprochándole la inserción a los límites  de "su" espacio. Una hora después han intercambiado de lugar.

Las edificaciones han ganado altura desde que el tranvía operaba por ésta vía, en siglos pasados, donde se apreciaba solamente un piso totalmente visible.  De esta manera escondida e inhabitada permanecen los pisos superiores de la mayoría de las edificaciones.

Otro panorama es el que se advierte en los pisos superiores, es otro escenario, lleno de nuevos elementos de mobiliarios pocas veces observados, entre aires acondicionados, antenas, sillas viejas, cajas metálicas sobre placas planas y tejados; las cuales podrían convertirse en espacios para algún uso; un paisaje que envuelve el desarrollo de las actividades que se transforman diariamente.  Desde esta perspectiva se observa el letrero del Hotel Tundaya, visible también desde la calle, pero sellado a partir de su segundo piso.  En el primer piso se encuentran un conjunto de casas de cambio, que evidencian aún el intercambio comercial con Venezuela.

En esta porción de territorio se tiene una pequeña muestra representativa de diferentes ciudades del País, rolos, costeños, antioqueños y caleños como el que se estableció hace un mes y afirmó: "Estoy aquí producto de las políticas del espacio público", en este sentido explica que están organizados tácitamente en una estructura con la ventaja de la comunicación y por la cual pueden actualizarse de mejores "condiciones laborales" que propician el desplazamiento (Webster, et.al., 2014).  Es decir, hoy pueden estar en Cúcuta, mañana en otra ciudad colombiana. Así mismo María, la mujer correa, cucuteña de nacimiento puede pasarse hablando con los compañeros de trabajo acerca de la ventaja que tiene ser vendedora transitoria y no estacionaria; teniendo en cuenta los operativos realizados por la secretaría de gobierno.

Hay quienes van y vienen con sus puestos rodantes o quienes circulan ofreciendo memorias USB de dudosa capacidad (Contreras, 2011).  Con las miradas duras de algunos, y otras más amables, percibiendo no estar solos en medio de la multitud. Allí quedan bancos, droguerías, centros comerciales y laboratorios fotográficos con la seria desventaja estética para ellos, de que no se distinguen las fachadas.  Es difícil distinguir la arquitectura de este mundo donde todo se transfigura constantemente y se vuelve sitio de trabajo, de vivienda, de ocio, de recreación.  No importa el estilo de las fachadas o el momento histórico en que fueron construidas, son transformadas diariamente por muros y paneles de pantuflas, sandalias, juguetes, correas, relojes, hamacas, peluches, gafas, entre otras. 

De otra parte, el análisis factorial exploratorio se compuso inicialmente de tres variables latentes, una exógena denominada estatus cultural, social y económico y tres endógenas, cultura de investigación, nivel económico, factores psicosociales, las tres variables latentes predicen a su vez la necesidad de implementar estrategias de cultura ciudadana para la preservación y mejora del espacio público urbano, así mismo diez variables endógenas son observadas (Contreras, 2012).

De las variables observadas cinco de ellas fueron predictores y cuatro eran dependientes. Componentes cultura comercial y nivel económico y factores psicosociales se encuentran positiva y significativamente asociados con la variable latente, en donde factores psicosociales presenta una menor asociación (0.86), seguido de nivel económico (0.9) que cultura comercial (0.98).  Todos los indicadores tienen una relación positiva con las variables latentes a las que pertenecen (Figura 1).  En el modelo, los resultados obtenidos en los índices de ajuste señalan que en dos de ellos se obtiene información que apoya el modelo propuesto: el CFI, con valor de 0.9, indica que el modelo ajusta un 90% mejor que un modelo hipotético nulo; y, el RMSEA con un valor de 0.045, que se encuentra por debajo del criterio que indica buen ajuste (0.05). Al igual que los indicadores de revistas científicas, estos factores generan impacto (Codina, et.al, 2013) en este caso en la región.

Indicadores como planificación del espacio urbano organizacional (organizaciones internas de vendedores ubicados en el espacio del mercado de la avenida sexta), relaciones de poder, políticas públicas departamentales, ingresos o salario digno, movilidad y sistema de seguridad social se asocian a dificultades para establecer un espacio público urbano adecuado (Koselleck, 2012, Miranda, 2010), salud mental (Alvidrez, 1999).  De otra parte, la concepción de espacio público urbano revela énfasis a considerar esta instancia como pilar de apoyo (Herrera, 2007) para el comerciante itinerante, asume que entidades gubernamentales deben invertir y presentar proyectos para adecuar espacios peatonales innovadores, ecológicos, sin movilidad vehicular en el mercado, es decir, insertarse dentro de la estructura organizacional de los vendedores del sector.

La vida cotidiana nutre las diversas expresiones culturales, zonas urbana que se convierte en bienes culturales por el conjunto de bienes que albergan (Guitian, 2007). Otra de las costumbres arraigadas se manifiesta en la gastronomía, en la cultura intangible, que da un sentido de pertenencia colectiva, de cohesión social e identidad.  Es decir, se asumen otras funciones latentes, como lugares de reunión, intercambio de información, entretenimiento. Un desafío a los sentidos.  Todo es móvil, no solo las personas y sus mercancías sino también sus historias (Martínez, 2012, Fontana, 2001).  Producen un escenario nuevo hecho de rechazos y trastornos; de experiencias estéticas y dramáticas, de arraigos e identidad, en un territorio de todos, que no le pertenece a nadie, pero que sus pequeñas fracciones componen una unidad, esa que componemos a través de nuestra cultura fronteriza y comercial.

Las actuaciones e intervenciones urbanas en el sistema peatonal están orientadas a crear y adecuar los espacios peatonales, posibilitando a los ciudadanos en general, el desplazamiento en buenas condiciones espaciales, ambientales y climáticas, ofreciendo bienestar y seguridad en su movilidad.  Tal como lo manifestaba Rapoport (2003) y Carreño (2014), los objetivos han de ser definidos de forma explícita ya que está destinado a crear, respondiendo ¿qué es lo mejor, para quien y por qué diseño?  Dar continuidad a los desplazamientos peatonales a nivel de cruces viales. Crear ejes peatonales que faciliten las funciones urbanas, como complemento a las funciones recreativas, comerciales, culturales, propiciando que los habitantes se apropien del espacio público y el disfrute de los equipamientos urbanos (Martínez, 2012; Kawesa,et.al., 2013).  Garantizar accesibilidad y movilidad a la población con limitaciones físicas y en general a los discapacitados.  Actuación integral sobre andenes: Mejoramiento de especificaciones, anchos, materiales durables, antideslizantes y estéticamente agradables, que ofrezcan seguridad al peatón.

Momentos históricos de la cultura con el territorio y sus formas de intervenirlo, revelan las determinantes que facilitan la comprensión del momento presente; reconocimiento genético puede encontrar los patrones de su transformación, de su diversidad que es la mayor riqueza que tiene el paisaje urbano.

Conclusiones

Cuatro categorías emergen de la concepción de espacio público urbano en la comunidad que transita y labra en el mercado de la Avenida Sexta de la ciudad de Cúcuta: Estado con elementos como población, derecho, reconocimiento donde se busca dar a entender que, en un mundo globalizado, el Estado que no sea reconocido por la comunidad internacional tiende a ser ilegítimo.  La cultura, la población, y el territorio.

La nación se concibe como un grupo de habitantes que, en un mismo territorio y regidos por un mismo gobierno, forman un país, y esos habitantes se caracterizan por tener unas mismas costumbres y hábitos.

El Estado, es entendido como concepto político referido a una forma de organización social soberana de un territorio determinado, o conjunto de instituciones que poseen autoridad y poder para establecer las normas que regulan una sociedad, teniendo soberanía interna y externa sobre un territorio determinado. 

El mercado en la ciudad de Cúcuta, está ubicado en un territorio en el cual conviven diferentes pueblos, razas, credos y lenguas; incluye el desarrollo de una cultura común y la realización personal de los habitantes dentro de una sociedad basada en un modelo intercultural que da encaje a la interacción entre dos pueblos facilitando su integración y multicultural al tolerar la pluralidad de etnias y costumbres de los habitantes de la nación colombiana y venezolana y de su identidad cultural.

En el caso de la avenida sexta, donde se ubica uno de los mercados de Cúcuta, el tejido social se ha visto afectado por la agilidad de su restablecimiento a cargo de los sobrevivientes de las catástrofes (del temblor, de los desalojos, de la bomba, del Estado de Sitio).  Ciertamente los agentes sociales modelaron el territorio, de acuerdo a esa nutrida dinámica social, la planificación se vio limitada a la necesidad personal y a cierto grupo de líderes que distribuyeron los espacios, es decir el espacio se debe a la memoria personal y no a una colectiva forma de comprensión y apropiación del espacio.

El trazado de las rutas, en el caso del tranvía, del vehículo, de los peatones, de los vendedores, satisface las necesidades vitales materiales o simbólicas de la comunidad que transita o labora en el sector. Se establece una competitividad económica del lugar por la facilidad de negociar productos de la canasta básica, oro, dinero o electrodomésticos, muñecos, correas, CD, y otras mercancías. Operaciones productivas donde arraigan los valores de fraternidad, unión y armonía.

El paisaje urbano se muta tras los sucesos del día, las actividades de comercio, aseo y descanso evidencian su cambio. Una enorme fuerza de fragmentación y reacción  cambian las relaciones sociales modificando la realidad material. El mobiliario (árbol, poste, muro) significa el refugio, la disputa por el lugar se hace evidente. La representación y el significado entre lo público y lo privado regulan implícitamente el comportamiento.  Esta relación entre los dos, le dan sentido al paisaje, favoreciendo la disposición de culturas urbanas reguladas por normas, valores, representaciones, criterios estéticos que constituyen un saber común.

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Fecha recibido: 12 de febrero de 2015

Fecha de aceptación: 10 de julio de 2015

DOI: http://dx.doi.org/10.22335/rlct.v7i1.353

 

*Artículo resultado de objetivo del proyecto de investigación Análisis del Espacio público y calidad de vida de los habitantes de la Avenida Guaimaral, financiado por el Fondo de

Investigaciones universitarias-FINU de la Universidad Francisco de Paula Santander contrato #027-2015

*. Arquitecta, Magister en Gestión urbana. Filiación: Cámara Colombiana de la Construcción. Correo:margaritamariacontrerasdiaz@gmail.com. orcid.org/0000-0002-4806-6514

***. Estudiante de Derecho. Filiación: Universidad Francisco de Paula Santander. Cúcuta, Colombia. Correo: brendajazmingh@ufps.edu.co. Orcid.org/0000-0001-9605-4545

****. Licenciada en Matemáticas y Física. Especialista en Estadística Aplicada. Doctora en Educación. Filiación: Universidad Francisco de Paula Santander. Correo:

mawency@ufps.edu.co. Orcid.org/0000-0001-8285-2968